lunes, 26 de julio de 2010

Poniendo en práctica lo aprendido

El sábado Andrés tuvo una mañana complicada, tenía su taller de habilidades sociales y tuvo una crisis debido a que un niño le había roto si Buzzligthyear, para niños Andrés, sus juguetes y cada una de sus cosas son muy importantes y valiosas, es muy cuidadoso, ordenado…y por ello que uno de sus muñecos se haya roto es algo que lo puede llevar a llorar como un bebe, molestarse…es un mezcla de sentimientos que no sabe aún controlar. Y no sólo eso, a pesar que le sugerí que no llevara juguetes a su taller, y mucho menos
sus creaciones de Lego, porque esto podría traer problemas en el grupo, y el muy inteligentemente:

• “Mamá son Legos y se pueden volver a armar, ¿no lo sabías?”

Esto es algo que ha aprendido, especialmente gracias a Mafer, su hermanita, quien le explicaba a Andrés cada vez que de casualidad le desarmaba alguna de sus creaciones que se podían volver a armar, y las palabras mágicas “lo siento, soy tu hermanita pequeña …no lo quise hacer”…y luego con el grupo del cole, los chicos ya saben darle su espacio, lo conocen, lo aceptan y respetan, Andrés juega con ellos, cuando quiere, y también respetan sus momentos en el que él quiere estar solo, entonces ya no existen esos problemas, pero ahora el grupo era diferente a los que él ya conocía, y los riesgos existían, pero tiene que aprender a manejar esas situaciones, así que llevó sus juguetes.

Al ir a buscarlo, Andrés había tenido una mañana bastante complicada, primero uno de los chicos le había roto su Buzzlightyear, y al final no encontraba una pequeña pieza de su Lego, estaba llorando, eran sus JUGUETES, algo muy importante para él y eran válidas sus emociones de tristeza y cólera.

Salió más tranquilo del taller, antes de entrar a buscarlo, llamé a Ernesto, quien nos estaba esperando con Mafer, para ir a la casa de mi mami, y le comenté que las cosas podrían estar complicadas esta tarde, y le conté lo que había pasado.

Íbamos con Andrés al auto y le dije, que esto le tenía que servir de lección, y usé la frase que mi mamá usaba cuando yo era pequeña “recuerda que tu mamá no habla por gusto, yo sabía lo que podía pasar”…era una frase que a mí no me gustaba escuchar, porque parecía que ella nunca se equivocaba, cosa que aprendí y entiendo ahora, tenía más experiencia que yo, y quería protegerme, pero a veces los hijos no se los permitimos, y también tenemos que crecer con nuevas experiencias y muchas de ellas complicadas.

Andrés me dijo que quería otro muñeco, mientras lloraba en el auto, le dije:

• “Cuéntale a tu papá lo que ha pasado, pero hazlo tranquilo, así pueden entenderse”

Se quedó callado y le insistí:

• “llevar tus juguetes fue tu decisión y tienes que asumirlo”

El no decía nada, estaba muy callado, ahora entiendo que estaba procesando lo sucedido, porque cuando llegamos donde Ernesto y Mafer, esperó que subieran al auto y muy tranquilo le dijo:

  •  “Papá, un amigo rompió mi Buzzlightyear”
  • “¿tu se lo prestaste?
  • “Si”
  • “Bueno campeón, que esto te sirva de lección, tienes que saber a quién le prestas tus cosas y donde las llevas, esto es algo que vas a tener que aprender, no te imaginas las cosas que he perdido o me las han malogrado por no saber a quien se las prestaba, ahora es un juguete, luego será tu cámara de fotos, tu laptop….por eso tienes que aprender ahora, ¿entendiste?”
  • “Sí”
Y no volvió a mencionar nada del tema, yo me imaginé que en la casa de mi mami, se podrían complicar las cosas, porque no les he contado, pero mi mami es de esas abuelas recontra engreidoras, si sus nietos se lo piden no hay imposibles…y mis hijos lo tienen muy claro.

Pero Andrés llegó muy tranquilo, sacó su Buzzlightyear, y me dijo “bueno, todavía sirve”, y se puso a jugar muy tranquilo, hasta sacó su lego e hizo unos cambios en su diseño para poder reemplazar la pieza perdida. Estábamos felices y sorprendidos, Ernesto me dice: “¡mi hijo está creciendo y madurando, lo veo tan bien!”

Ayer domingo nos fuimos al bosque, Andrés y Mafer preparaban las cosas que querían llevar, entonces les dije:

• “piensen bien las cosas que van a llevar, no vaya a ser que se les pierda por allá”

Andrés dice “¡UPS!” sonrió y me dice “mejor dejo mi lego, se puede perder en el bosque”, y cambió eso por sus dinosaurios, Mafer llevaría su hámster de juguete y ambos estaban advertidos que cada uno era responsable de sus cosas.

La pasamos súper, Mafer y Andrés jugaban en un arroyo con los dinosaurios, mientras que Ernesto y yo cuidábamos a “Lucecita”, el hámster de juguete, y en eso, no encontraban a un dinosaurio y Andrés dice:
  • “¡No encuentro a mi giganotosaurus!”
  • "¿cuál es ese?”
  • “Es color verde claro, es bípedo… me lo regaló Ismael” 
Con la última información, Ernesto y yo entendimos de cual se trataba, y empezamos a buscarlo los 4. Andrés no se bloqueo por sus emociones, ayudó a buscarlo, y finalmente lo encontramos, se había camuflado entre el pasto, y siguieron jugando. En eso nos íbamos a jugar a otro lado y al levantar las cosas no encontrábamos al teranodonte, y muy tranquilo pidió ayuda y nos echamos a buscar nuevamente los 4, pero esta vez no tuvimos suerte, no lo encontramos, lo más sorprendente es que Andrés no perdió la calma en ningún momento, puso su carita triste, pero no hubo llantos, ni gritos, ni nada que se pareciera. Al rato Mafer quiere tomar agua, y ¡Oh Sorpresa!, el teranodonte se había enganchado dentro de uno de los bolsillos de la mochila donde colocamos el agua….YYYEEEEEHHHHHEEEHHHH!!!...lo encontramos, y sugerimos que debería tener más cuidado porque era muy pequeño.

Luego fuimos a comer un helado, y en eso escuchamos: 
  • “¡Hola Andrés!”
Era Lucas, un amiguito del colegio de Andrés, uno de sus primeros amigos, un niños muy bueno y noble, sin que nadie le diga nada, Andrés voltea y le dice:

• “¡Hola Lucas!” y le da la mano, y luego continua con lo que estaba haciendo.

Le pregunté a Lucas por sus papis, y al poco rato nos encontramos, y nos dividimos, Mafer y yo nos fuimos con la hermanita de Lucas y su mamá a los juegos y Ernesto se quedó con Andrés dibujando. Lucas se había ido con sus primos por otro lado.

Nosotras estábamos muy bien, las enanos se llevan muy bien, así que todo tranquilo, y necesitaba ir al auto para buscar algo, y fui a buscar a Ernesto y a Andrés, no estaban donde los había dejado, estaban en la cascada, y la escena que vi era la siguiente “Ernesto y el papá de Lucas conversando, mientras que Lucas, su primo y Andrés jugaban en el riachuelo con sus dinosaurios”. Ernesto me contó luego que también jugaron a deslizarse en una colina los tres, y que estaba muy contento de ver a su hijo tan contento, y claro que a yo también lo estaba. Luego tenían que irse, y nosotros que almorzar, así que Andrés regresó a dibujar, mientras decidíamos donde almorzar.

Fue un día bastante especial, Andrés demostró que había aprendido la lección, un súper avance, y además lo vimos disfrutando de la compañía de Lucas, sin necesidad de estar encima de él para dirigirlo, él está aprendiendo a manejarse en un mundo neurotípico, del cual sólo pide a cambio que lo respeten, acepten y lo quiera. ¡Gracias Dios por este gran fin de semana!

2 comentarios:

  1. Hola!!! saludos para tí y para Andrés. Os encontré por medio de otros blogs; yo también tengo un hijo con autismo, pero su lenguaje verbal es muy reducido. Felicidades por vuestro hijo y lo bien que lo estáis haciendo. Un abrazo.

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  2. Gracias Juani, y mucha suerte con tu hijo :). Cada niño tiene su propio ritmo, son una cajita de sorpresa, cuando menos lo pensemos nos sorprenden. Cariños y que Dios los Bendiga :)

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