martes, 6 de julio de 2010

Las reglas claras se respetan

El fin de semana fuimos a almorzar a un restaurante donde había juego para los chicos, Andrés subió un par de veces y en eso, ya no subió más, y se sentó a ver TV, pensé que podía haber pasado algo y me acerqué a averiguarlo:

  • "¿Andrés, que pasa por qué no juegas?"
  • "Mamá he crecido mucho y ya soy muy grande, ¡mira!”

Se acercó a la entrada del juego, y se para delante del tallímetro el cual señala la altura máxima permitida para entrar al juego, y bueno, efectivamente estaba por encima del límite permitido, entonces me dice:
  • “¿Viste mamá?, ya soy muy grande y ya no puedo jugar en ese juego” 

Me lo decía muy tranquilo, y se volvió a sentar a ver TV, mientras que Mafer jugaba en el juego.

En eso Marthita (persona de toda mi confianza, que adora a mis enanos y me ayuda en casa) enojada me dice:
-“Mi muñeco (así lo llama a Andrés), respeta las reglas sin que nadie se lo diga, pero ¡mira a ese!”

Con la mirada me señala a un adolecente de unos 14 años, que hace muchos años ya había pasado el límite permitido de altura para ingresar al juego, pero como ninguna persona responsable del local le decía nada, el seguía tirándose en la piscina de pelotas, se veía realmente ridículo, porque ya estaba bastante grande para ese juego, y también podría estropearlo, el juego no había sido construido para que alguien tan grande jugara en el, pero eso no le importaba a ese adolecente. Y eso me hacía pensar ¿cómo Andrés siendo mucho más pequeño se da cuenta que existe una regla que tiene que respetar, además estaba claramente representada, pero al adolecente ni le daba vergüenza estar ahí, y donde estaban sus padres para enseñárselo?...¡Cuánto tenía que aprender de mi hijo!

Esto no fue un caso aislado, Andrés siempre cumple las reglas (explicitas), los acuerdo (eso sí previo aviso, por que los cambios de imprevisto no le agradan), por ejemplo si acordamos hacer las tarea, o estudiar, o ver TV, o ir a algún lugar....en un momento determinado, no somos nosotros los que tenemos que hacerle recordar, hicimos un trato y ese trato se cumple, y si lo olvidamos él nos lo recuerda, así sea algo que no le agrada mucho ... ¿ese adolecente del cuál les conté hará lo mismo?...con esto no digo que el mundo Aspie es perfecto, pero sí voy a decir, ahora y siempre, que de ese mundo tenemos mucho que aprender.

Muchos dirán, “ella sólo quiere mostrar las cosas buenas de su hijo”, pero mi hijo tiene muchas cosas buenas, y sí como toda madre me encanta resaltarlas :), pero también les he contado en otras notas momentos no tan buenos, pero esa es parte de la vida, hay cosas buenas y no tan buenas, y de cada una se puede aprender algo :).

¿Se imaginan lo que sería el mundo si todos actuáramos (y me incluyo) como lo hizo Andrés en el restaurante?…otro sería este mundo, ¿verdad?...un mundo donde podríamos confiar el uno en el otro, donde no existirían personas que comenten infracciones de tránsito, donde no existirían estafadores, sin delincuentes….un mundo soñado, un mundo utópico…pero un mundo real para un Aspie.

1 comentario:

  1. Muy bien Andres te felicito!!!! y tiene razon Martita otros chicos sin ninguna condicion no respetan , besos

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